martes, 9 de diciembre de 2008

El Doctor que descubrió su habilidad para hacer pollos con espinas...

por Dr. Koz Miko (alías Jorge Zurutuza)

El Doctor que descubrió su habilidad para hacer pollos con espinas, antes de que encontrara al pavo disfrazado de lobo, todo mientras buscaba al señor lapicero

El día más alegre del año (ósea en una visita), fue el día en que encontré mi más grande habilidad. Y pensar que se me había ocultado como ese calcetín que siempre se esconde en la secadora, con tal habilidad, que a veces es casi imposible encontrarlo… pero, ¿Cómo sucedió tan grandiosa revelación? Como toda buena historia, pasó durante una larga travesía por los pasillos del hospital, donde lleve a cabo una cacería, cruce selvas llenas de animales exóticos (y no tan exóticos), en donde logre descubrir el pavo que estaba disfrazado de lobo y finalmente descubrí, lo que no esperaba encontrar… pero todo desde el principio… ¿no creen?, Primero recuerdo encontrarme en un pasillo selvático, buscando a un tal lapicero que se había perdido, todo por indicaciones de la Dra. Frijolito, recuerdo que inicie mi trayecto por la selva y empecé a llamar a gritos al señor lapicero, por todos lados, pero este, aún al escuchar mis gritos, -de una forma muy maleducada-, no se dignaba a aparecer (me recordó a la tal puerta que aun hasta hoy, sigo buscando), seguí caminando en ese paraje selvático, tratando de avanzar entre la intensa maleza y fue entonces que me tope con un pequeño mago quien se divertía trasformando a las personas en animales, gustoso, decidí alegrarle el día y probar nuevas formas y fue así como pase de ser un gato a una serpiente y de un pez globo a una vela (nunca entendí que hacia la vela en la selva ni como ayudaba esta al ecosistema); después de reírse un rato el poderoso mago decidió dejarme en libertad y proseguí mi búsqueda del señor lapicero por la selva, esperando que no se lo hubiera comido un tigre o algo, y así fue como llegue a una cancha de béisbol, algo que definitivamente no esperaba encontrarme en medio de la selva, pero ahí estaba, en medio del paraje aquel, y lo primero que note fue el pequeño bateador que se encontraba al centro de la cancha, fue su bate blanco, el cual blandía con fuerza lo que mas me llamo la atención en él, proseguí mi camino en medio de tantas pelotas, hasta que regrese de nuevo a la selva donde en un páramo me tope con dos exploradoras, quienes cantaban armoniosamente una bella melodía, así que encantado por esta (y por las bellas exploradoras) decidí unirme al coro, tan maravillosa era su canción que deseo recrear parte de ella en estas breves líneas: La-la-la-la… La-la-la-la… después decidí seguir mi travesía con las dos amables exploradoras y de esta manera integrarlas a mi búsqueda; después de caminar y caminar, llegue a sentirme exhausto y aletargado, así que decidí sentarme, aprovechando que mis nuevas compañeras hablaban con un pequeño morador de esa inhóspita selva. El morador nos indicó que estábamos cerca de encontrar al señor lapicero pero para indicarnos el camino que debíamos de seguir necesitábamos darle algo a cambio, así que empecé a buscar en mis bolsas algo que ofrecerle y lo único que tenia era un pollo desinflado, rápidamente puse manos a la obra y decidí infundirle un poco de ánimos soplándole, y así fue como lentamente, el pollo adquirió forma, pero el pequeño morador no conforme con esto, pidió que el pollo tuviera: cola de rayo, muchas espinas, estuviera hambriento y que pudiera comer un elote, por lo que le pedí ayuda a una de mis amigas exploradoras, la Dra. Croqueta, quien con ayuda de unas pinturas rupestres me ayudo a disfrazar al pollo; al final, logramos convencer al pequeño morador, quien a cambio, nos indico la ruta que debíamos seguir y nos regalo una sonrisa de oro (una extraña moneda que ellos usan y que vale más que las joyas preciosas), fue después de esto cuando celebrando nuestro logro, descubrí mi habilidad escondida, tan secreta, que ni yo me había dado cuenta; entre la Dra Coqueta y yo, habíamos creado un nuevo ser: un pollo con espinas, algo que nadie jamás se hubiera imaginado, habíamos desafiado toda la lógica y las barreras de la ciencia, pero al final, lo habíamos logrado, ¡habíamos creado una nueva especie!, pensé que encontrar mi habilidad innata seria mi ultima aventura en esta selva, pero faltaba algo más (aparte del señor lapicero, que quien sabe donde se había metido)… después de la celebración, proseguimos el camino indicado y llegamos a una cueva, donde supusimos se encontraba el señor lapicero escondido; entramos rápidamente llamando a gritos al señor lapicero, hasta que nos encontramos con más exploradores aterrorizados por que enfrente de ellos se encontraba la peor fiera de esta selva, el lobo amargado, la especie más peligrosa ya que según las leyendas es capaz de impedirte que puedas transitar por la selva y lo más terrible, no te permite jugar con los moradores de esta, por suerte una de las exploradoras que se encontraba en el primer grupo conservo la calma y recordó su entrenamiento y aplicó la única técnica conocida para detenerlo: La pavoscopia, esta es una técnica milenaria que bien aplicada, transformaría al temible lobo en un pavo, la valiente exploradora inicio los movimientos que exige este antiguo ritual, y para sorpresa de todos, ¡tuvo éxito! Ante los ojos de todos los exploradores atónitos el lobo se empezó a transformar en un cariñoso pavo, el cual al adquirir completamente su nueva forma, se decidió, en lugar de comernos como yo temía, a abrazarnos, lo cual sin duda fue la sorpresa más grande que me hubiera esperado… después de este increíble hallazgo, decidimos unirnos todos los exploradores y hacer una ultima visita a los pequeños moradores que se encontraban cerca de la cueva, a quienes les enseñamos la técnica milenaria de la pavoscopia, así como otras que requerían pasos mas elaborados y que atraerían las buenas vibras para ellos y por lo tanto permitirían que el pueblo obtuviera más sonrisas de oro (aparte de que ahora controlaban el mercado de pollos con espinas), finalmente todos los exploradores decidimos dejar la selva juntos y cuando ya nos encontrábamos en camino a nuestra morada, recordé que mi misión era encontrar al señor lapicero, lamentablemente, ya era muy tarde y nos encontrábamos alejados de la selva, así que decidí como reto personal, enfocarme en su búsqueda (junto con la de la señora puerta) en mi próxima aventura… aquí termina mi reporte para los altos mandos de mi descubrimiento personal de esta visita… cambio y fuera Dr. KoZ Miko

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